Risco Caído y su declaración del Patrimonio Mundial, así como su fabuloso legado aborigen imbricado en el imponente paisaje de las cumbres de Gran Canaria que dejaron sus erupciones volcánicas, cumple un año. El citado enclave patrimonial, que ya pertenece a los pueblos del planeta Tierra, destaca por su exclusividad y excepcionalidad, ya que se trata del mayor legado troglodita entre las 100.000 islas del planeta, que conserva la mayor concentración de triángulos púbicos rupestres del mundo, y el primer paisaje cultural que incluye los celajes como valor añadido.
Único e irrepetible
Uno de los requisitos de la Unesco para integrar Risco Caído en la lista del catálogo de las culturas del mundo fue precisamente que la enriqueciera, y la propuesta de Gran Canaria no solo es irrepetible, sino que única en muchos sentidos, más allá de la joya que vertebra el ámbito, la cueva de Risco Caído, un prodigio cuya construcción aún sigue siendo misteriosa por cuanto un pueblo que no conocía el metal fue capaz de introducir el haz dorado del Sol y el plateado de las lunas llenas en una caverna los días del equinoccio de primavera y otoño, fenómeno único en las cien mil islas del planeta.
Es también la única representante atlántica de la odisea de las poblaciones insulares, cuya evolución tiene un altísimo valor porque no gozaban del trasiego y enriquecimientos culturales de los continentes, de ahí que sus hazañas sean aún más asombrosas. La otra población insular representada es la de Rapa Nui del Pacífico.
La Caldera de Tejeda se erige como un cofre que alberga 1.500 cuevas que forman espectaculares poblados verticales, graneros fortificados situados en lugares imposibles, templos, necrópolis, inscripciones líbico-bereberes y un millar de triángulos púbicos rupestres -la mayor concentración del mundo-, y las rutas de la ancestral trashumancia, además de los estanques-cueva, auténticas reminiscencias de un pasado aún más lejano.
Por si fuera poco, es el primer paisaje cultural Patrimonio Mundial que incluye la dimensión del celaje debido a la relación de los aborígenes, incluso la población actual, con el firmamento, tanto es así que es Destino StarLight, una distinción también avalada por la Unesco. Y es que los indígenas de Gran Canaria otorgaron a las montañas sagradas de la cumbre una simbología mágico-religiosa vinculada a su vez a los ciclos astrales y al ritmo de las cosechas.
En el caso de Gran Canaria, la colosal Cuenca de Tejeda se habría convertido en el espejo del propio cielo y en sus inmediaciones fueron surgiendo santuarios, marcadores lunisolares o cuevas funerarias, todo ello en una suerte de bóveda invertida en cuyo centro se yerguen monolitos como el Bentayga o el Nublo que apuntan a las alturas.
Asimismo, Risco Caído es el primer bien que representa a la cultura primigenia bereber norteafricana, la única además desarrollada en un territorio insular, también el que presenta la mayor manifestación troglodita del planeta con los estanques-cueva como otra de sus exclusividades. Y como perlita, crece en él la misma semilla de Cebada que hace mil años, por lo que el plenario de la Unesco, formado por 195 países, no tuvo más remedio que caer rendido a sus pies el siete de julio de 2019, día en el que se produjo la noticia que hizo justicia a la población ancestral y llenó de júbilo a la actual.